Si bien la lactancia materna está descrita como la manera natural y lógica de alimentar al recién nacido, su importancia ha cobrado especial relevancia en los últimos años, después de que estudios biosicosociales demostraran y reforzaran sus beneficios frente a la alimentación con fórmula. Esto, sumado a otros aspectos sobre la crianza y maternidad considerados como ideales, resulta ser un peso para algunas madres, sobre todo cuando sienten que no cumplen con los estándares impuestos por los expertos y la sociedad.
La Realidad de la Lactancia: Expectativas vs. Realidad
Por desgracia, la manera de publicitar el tema o de invitar a las madres a tener buenas conductas o tomar decisiones adecuadas en torno a la crianza, se hace utilizando imágenes de referencia que se acercan a la perfección, pero que normalmente se alejan mucho de la realidad: fotografías de madres y sus recién nacidos con semblantes descansados, todas radiantes de felicidad sin un dejo de agotamiento. Lo mismo pasa con la lactancia. Cada vez que se promueve, los protagonistas aparecen felices, transmitiendo sólo calma y satisfacción.
Dar pecho es la forma natural de alimentar al recién nacido. Y es también la primera forma de vincularnos como madres. Pero no nos olvidemos que maternar implica también un sinfín de acciones: bañar, vestir, ayudar a cumplir los hitos del desarrollo, educar, marcar límites y un largo etcétera. Ninguna de estas últimas está exenta de dificultades, frustraciones y a veces incluso, duelos. Y la lactancia no es una excepción.
El Desafío de la Lactancia: Cuando No Todo Sale Como Esperábamos
Por lo tanto, si bien la naturaleza nos lleva a ser nosotras la fuente de alimentación de nuestros bebés, debemos saber que puede ser que no resulte como esperábamos, y no por eso habremos «empezado mal» con la crianza. Pero… ¿por qué esto puede no fluir como esperamos si supuestamente es tan innato? Bueno, parir por parto vaginal es lo natural; sin embargo, tenemos una tremenda y penosa tasa de cesáreas innecesarias. Ya se sabe que mucho tiene que ver las prácticas de intervención en los inicios del trabajo de parto y en el parto mismo, lo que, de rebote, también afecta al proceso de lactancia. A esto se le suman la falta de unificación de criterios de los profesionales a cargo de la diada madre-hijo, y la falta de actualización en el tema, el cual todavía sigue siendo vinculado a una serie de mitos infundados.
El Concepto de Lactancia Satisfactoria
Como en todo lo que se refiere a la crianza, está muy bien querer dar lo mejor de nosotras. Cuando enfrentamos la lactancia, debemos actuar de igual forma, pero poniéndonos una meta que nos asegure una sensación de haberlo hecho bien como madres: lograr una lactancia satisfactoria. Sí, satisfactoria. Que no es lo mismo que exitosa. El éxito se asocia a la perfección, a lo que el resto (la sociedad) considera como el ideal. Y criar se aleja mucho de la perfección y del ideal. Criar un hijo no depende exclusivamente de nosotros, pues estamos hablando de una relación de dos, donde pueden existir o surgir factores que nos obliguen a navegar en medio de crisis y situaciones desagradables. Pero no por eso dejamos de ser felices de tener a nuestros hijos.
Con la lactancia no tiene por qué ser distinto. Podemos tener una expectativa, un deseo, imaginar un escenario, que finalmente no resulte como esperábamos, y no por eso dejaremos de tener una lactancia satisfactoria. Una lactancia satisfactoria puede ser exclusiva, directa al pecho y a libre demanda. Pero también puede ser mixta, en diferido, o haber sido sólo por unos pocos días. Pudo haber sido una lactancia “perfecta” desde el inicio, sin dolor ni problemas de peso del recién nacido, pero también pudo haber estado expuesta a muchas dificultades, y aún así ser muy satisfactoria.
Hablar de “lactancia exitosa” o poner altas expectativas sobre este proceso puede generarnos mucha ansiedad, frustración y culpa si es que las cosas no se dan como esperábamos. Por eso es importante llegar al parto informadas, sabiendo que dar pecho a veces resulta ser un gran desafío, pero que existe acompañamiento para sortear las dificultades; y lo más importante: quedarnos con una sensación de éxito producto de una lactancia satisfactoria.
Escrito por la Matrona María Lorena Sauré Merino
